Cuando el ambientalista José Urbina grababa con su celular el derribo de decenas de árboles en Playa del Carmen, en el Caribe mexicano, en 2022, pensó que el video le daría la vuelta al mundo y tal vez obligaría a las autoridades a modificar el trayecto del llamado Tren Maya, un megaproyecto del actual gobierno mexicano. Pero no lo logró.
Ese mismo año, cuando el huracán Ian azotó el Surgidero de Batabanó, en la costa sur del occidente de Cuba, faltó poco para que Maylín Roselló perdiera su casa por segunda vez debido a las inundaciones costeras, un problema agravado por la deforestación del mangle, un árbol que mantiene parte de sus troncos bajo el agua y funciona como una barrera natural.
Las historias de José y Maylín son una muestra de la gravedad de la deforestación en América Latina, una región que alberga más del 50% de la biodiversidad y los bosques primarios del mundo. Según datos gubernamentales, solo Ecuador, Guatemala, Colombia, Brasil, México, Perú, Argentina y Chile perdieron en conjunto cerca de 483 mil kilómetros cuadrados de bosques entre 2001 y 2021, una extensión equivalente al 92% de toda la superficie de Centroamérica o al 90% de España.
Este es uno de los principales hallazgos de «Los bosques que perdimos», una investigación regional sobre el impacto de la deforestación en América Latina y el Caribe realizada por cincuenta personas, entre periodistas, diseñadoras e integrantes de la sexta generación de la Red LATAM de Jóvenes Periodistas de Distintas Latitudes, en alianza con el medio especializado Mongabay Latam.
A través de solicitudes de información a gobiernos, entrevistas con especialistas y datos obtenidos de la plataforma de monitoreo forestal Global Forest Watch (GFW), este equipo construyó bases de datos que reflejan el avance de la deforestación en doce países de la región entre 2001 y 2021.
Los datos de GFW nos permitieron comprobar, además, que entre 2001 y 2021 América Latina perdió casi 400 mil kilómetros cuadrados de bosques primarios o primigenios. Por definición, estos son bosques que no han sido previamente intervenidos por humanos y su pérdida es insustituible para el sustento de la biodiversidad tropical.
La información recopilada revela que las principales causas de pérdida boscosa en América Latina están asociadas a la ganadería, la agricultura, el desarrollo de asentamientos humanos, la captación de agua, los incendios, la tala ilegal o no sustentable, la extracción de minerales y la creación de infraestructura de transporte.
Después de consultar a cerca de cien científicos y expertos ambientales de toda la región, identificamos 19 de las subregiones más afectadas por este problema en América Latina. Ubicadas entre el municipio de Guadalupe y Calvo, en el norte de México, y Moreno, en Argentina, estas subregiones albergan 258 territorios donde viven personas indígenas, uno de los grupos más golpeados por la deforestación.
Además, investigamos los nombres de aquellos presidentes que gobernaron durante los períodos de mayor deforestación en cada país, así como las políticas y reformas legislativas de temática ambiental aprobadas durante sus mandatos. Por ejemplo, durante el gobierno del presidente peruano Pedro Pablo Kuczynski (2016 – 2018), se aprobó la Ley de Formalización y Promoción de la Pequeña Minería y la Minería Artesanal (2017), una práctica responsable hasta 2018 de la pérdida del 63% de los bosques deforestados en Perú, en contraste con la minería con maquinaria pesada, causante de la deforestación del otro 37%.
La investigación también incluye otras historias que, como la de José y Maylín, narran las experiencias de poblaciones afectadas por la deforestación, entre ellas la resistencia de las mujeres indígenas waorani en la selva de Pastaza, Ecuador, y los esfuerzos de un profesor guatemalteco por preservar la Reserva de la Biosfera Maya a través de una escuela pública situada en medio del bosque.
Por último, indagamos sobre buenas prácticas de reforestación y tecnologías para la conservación implementadas en los bosques de la región. Así encontramos información sobre el método Miyawaki, que ayuda a restaurar bosques de forma acelerada en Brasil, y sobre otros proyectos educativos y comunitarios similares en su objetivo.
“Los bosques que perdimos” es un trabajo trasnacional y colaborativo que busca hacer públicos y accesibles los principales datos sobre la deforestación en América Latina y el Caribe, a la par que muestra las historias de quienes viven y resisten una de las peores amenazas que atañe a la región. En las últimas dos décadas, nuestro continente perdió una capa boscosa capaz de cubrir la superficie de casi toda Centroamérica. Pero en cada rincón del territorio hay esfuerzos para defender la biodiversidad y evitar que sigamos contando historias sobre los bosques que perdimos.
Gobiernos de diversos países de América Latina entregaron datos incompletos sobre su territorio deforestado para esta investigación porque, argumentaron, aún no generan las cifras de los años más recientes como es el caso de Bolivia, Ecuador y Guatemala.
Es por eso que decidimos analizar, de forma paralela, información de Global Forest Watch sobre la pérdida de bosques primarios o intactos de los últimos 20 años.
En este tipo de bosques, por definición, no existen indicios evidentes de actividades humanas, están compuestos por especies arbóreas nativas y sus procesos ecológicos no han sido alterados de manera significativa, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), es por eso que es tan importante preservarlos.
Sin embargo, lo que encontramos fue que, en ese periodo, en doce países de la región se ha perdido una extensión de bosques primarios equivalente al 76% de la superficie de Centroamérica.
Este gráfico muestra las hectáreas deforestadas de nueve países de América Latina en los últimos 14 años; Brasil es quien perdió más territorio boscoso. Al lado se encuentra el porcentaje deforestado en comparación con todo el territorio de estas naciones, por ejemplo, Ecuador encabeza esta lista con 5,89% de su superficie total.
Integrantes de la sexta generación de la Red LATAM de Jóvenes Periodistas y Mongabay Latam solicitamos estos datos mediante cartas a las entidades gubernamentales que monitorean y cuidan los bosques en los diferentes países. La pregunta era clara: ¿Cuáles son las cifras nacionales de deforestación y/o pérdida de bosque por año, desde el 2002 hasta el 2021?
El resultado fueron retrasos en las entregas, respuestas incompletas en algunos casos, metodologías diversas e incluso la necesidad de nuevas cartas con peticiones de información. Las cifras que ves provienen de esas respuestas obtenidas al amparo de las leyes de transparencia y de portales gubernamentales públicos.
Nota: para éste gráfico tomamos los datos de 2002 a 2016 para homogeneizar el periodo porque, aunque solicitamos las cifras de deforestación hasta 2021, algunos gobiernos de los nueve países aún no generan la información de los años más recientes, como es el caso de Guatemala.
Buenas prácticas
para salvar
nuestros bosques
Aquí una descripción de lo que vamos a encontrar en la sección de buenas prácticas.