
Los bosques que perdimos
Una investigación sobre 20 años de deforestación en América Latina y el Caribe

Cuando el ambientalista José Urbina grababa con su celular el derribo de decenas de árboles en Playa del Carmen, en el Caribe mexicano, en 2022, pensó que el video daría la vuelta al mundo y obligaría a las autoridades a modificar el trayecto del llamado Tren Maya, un megaproyecto del actual gobierno mexicano. Pero no lo logró.
Ese mismo año, cuando el huracán Ian azotó el Surgidero de Batabanó, en la costa sur del occidente de Cuba, faltó poco para que Maylín Roselló perdiera su casa por segunda vez debido a las inundaciones costeras, un problema agravado por la deforestación del mangle, un árbol que mantiene parte de sus troncos bajo el agua y funciona como una barrera natural.
Las historias de José y Maylín son apenas una muestra de la gravedad de la deforestación en América Latina, una región que alberga más del 50% de la biodiversidad y los bosques primarios del mundo. La plataforma de monitoreo satelital Global Forest Watch (GFW) muestra que entre 2001 y 2021 América Latina perdió más de 39 millones de hectáreas de bosques primarios, una extensión equivalente a la destrucción de tres cuartas partes de Centroamérica o la desaparición de toda Alemania.
Este es uno de los principales hallazgos de «Los bosques que perdimos», una investigación regional sobre el impacto de la deforestación en América Latina y el Caribe realizada por cincuenta personas, entre periodistas, diseñadoras e integrantes de la sexta generación de la Red LATAM de Jóvenes Periodistas de Distintas Latitudes, en alianza con el medio especializado Mongabay Latam.
A través de solicitudes de información a gobiernos, entrevistas con especialistas y datos obtenidos de la plataforma GFW, este equipo construyó dos bases de datos que reflejan el avance de la deforestación en doce países de la región entre 2001 y 2021. Una contiene información publicada o entregada por autoridades, con la que pudimos concluir, por ejemplo, que Colombia perdió hectáreas de bosque equivalentes a 125 veces la ciudad de Medellín en dos décadas. La otra engloba cifras obtenidas por GFW que muestran que la deforestación de bosques primarios en la región supera el territorio alemán.
Además, la investigación demuestra que las autoridades tienen vacíos de información y datos incompletos que no permiten tomar medidas políticas para frenar la desaparición de los bosques. A eso hay que sumar que algunos gobiernos son poco transparentes respecto a las cifras relacionadas con la deforestación.
También identificamos que cada país mide la pérdida de bosques a su manera, por lo tanto, los datos no son comparables, aunque sí reveladores. Por ejemplo, encontramos que en Guatemala, cuyas autoridades sólo entregaron datos hasta 2016, se ha deforestado el 4.64% de toda la superficie del país en 14 años, lo que equivale a más de 22 veces el tamaño de Ciudad de Guatemala, su capital.
La información gubernamental recopilada también revela que las principales causas de pérdida boscosa en América Latina están asociadas a la ganadería, la agricultura, el desarrollo de asentamientos humanos, la captación de agua, los incendios, la tala ilegal o no sustentable, la extracción de minerales y la creación de infraestructura de transporte.
Después de consultar a cerca de cien científicos y expertos ambientales de toda la región, también identificamos 19 de las subregiones más afectadas por este problema en América Latina. Ubicadas entre el municipio de Guadalupe y Calvo, en el norte de México, y Moreno, en Argentina, estas subregiones albergan 258 territorios donde viven personas indígenas, uno de los grupos más golpeados por la deforestación.
Para profundizar en el análisis, investigamos los nombres de aquellos presidentes que gobernaron durante los períodos de mayor deforestación en cada país, así como las políticas y reformas legislativas de temática ambiental aprobadas durante sus mandatos. En particular, el momento más alto de pérdida boscosa que registró Colombia desde el inicio de sus monitoreos anuales estuvo marcado por el posconflicto, en la última etapa del gobierno de Juan Manuel Santos (2010 – 2018). En 2017, un año después de que se firmó el Acuerdo de Paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), las cifras de deforestación se elevaron de 178 mil hectáreas a casi 220 mil hectáreas.
La investigación también incluye otras historias que, como la de José y Maylín, narran las experiencias de poblaciones afectadas por la deforestación, entre ellas la resistencia de las mujeres indígenas waorani en la selva de Pastaza, Ecuador, y los esfuerzos de un profesor guatemalteco por preservar la Reserva de la Biosfera Maya a través de una escuela pública situada en medio del bosque.
Por último, indagamos sobre buenas prácticas de reforestación y tecnologías para la conservación implementadas en los bosques de la región. Así encontramos información sobre el método Miyawaki, que ayuda a restaurar bosques de forma acelerada en Brasil, y sobre otros proyectos educativos y comunitarios similares en su objetivo.
“Los bosques que perdimos” es un trabajo trasnacional y colaborativo que busca hacer públicos y accesibles los principales datos sobre la deforestación en América Latina y el Caribe, a la par que muestra las historias de quienes viven y resisten una de las peores amenazas que atañe a la región. En las últimas dos décadas, nuestro continente tuvo que despedir una capa boscosa capaz de cubrir la superficie de Alemania. Pero en cada rincón del territorio hay esfuerzos para defender la biodiversidad y evitar que sigamos contando historias sobre los bosques que perdimos.
“Somos las guardianas de los bosques. Las cortezas de los árboles sanan, de los árboles comemos, son nuestro hogar”
Silvana Nihua, líder indígena waorani
Los gobiernos de diversos países de América Latina entregaron datos incompletos sobre su territorio deforestado para esta investigación porque, argumentaron, aún no generan las cifras de los años más recientes como es el caso de Bolivia, Ecuador y Guatemala.
Es por eso que decidimos analizar, de forma paralela, información de Global Forest Watch (GFW) sobre la pérdida de bosques primarios de los últimos 20 años.
En este tipo de bosques, por definición, no existen indicios evidentes de actividades humanas, están compuestos por especies arbóreas nativas y sus procesos ecológicos no han sido alterados de manera significativa, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), es por eso que es tan importante preservarlos.
Sin embargo, lo que encontramos fue que, en ese periodo, en doce países de la región se han perdido 39 millones 875 mil 100 hectáreas de bosques primarios, una extensión equivalente al 76% de la superficie de Centroamérica y que supera el territorio de Alemania.
En el caso de Chile no utilizamos los datos que corresponden a pérdida de bosque primario porque GFW no ofrece esa información. Las cifras que usamos para ese país son de pérdida de cobertura arbórea en general (provocada por causas humanas y naturales).
Este gráfico muestra las hectáreas deforestadas de nueve países de América Latina en los últimos 14 años, de acuerdo con datos de sus gobiernos. Al lado se encuentra el porcentaje deforestado en comparación con la superficie total de estas naciones, por ejemplo, Ecuador encabeza esta lista con pérdidas de bosques que representan el 5.89% de su territorio.
Integrantes de la sexta generación de la Red LATAM de Jóvenes Periodistas de Distintas Latitudes y Mongabay Latam solicitamos estos datos mediante cartas a las entidades gubernamentales que monitorean y cuidan los bosques en los diferentes países. La pregunta era clara: ¿Cuáles son las cifras nacionales de deforestación y/o pérdida de bosque por año, desde el 2001 hasta el 2021?
El resultado fueron retrasos en las entregas, respuestas incompletas en algunos casos, metodologías diversas e incluso la necesidad de nuevas cartas con peticiones de información. Las cifras que ves provienen de esas respuestas obtenidas al amparo de las leyes de transparencia y de portales gubernamentales públicos. También identificamos que cada país mide la pérdida de bosques a su manera, por lo tanto, los datos no pueden sumarse ni son comparables, aunque sí reveladores.
Para éste gráfico tomamos los datos de 2002 a 2016 para homogeneizar el periodo porque, aunque solicitamos las cifras de deforestación hasta 2021, algunos gobiernos de los nueve países aún no generan la información de los años más recientes, como es el caso de Guatemala.
Principales causas de la deforestación
Ganadería
o praderas
Tierras
agrícolas
Tala ilegal
o no sustentable
Asentamiento
humano
Humedales
(captación de agua, acuicultura)
Infraestructura de transporte
Extracción
de minerales
Plagas
y enfermedades
Incendios
Sequía
Fuentes:
- Pedidos de información a INAB; Minambiente; INPE; Minam; Conaf; Maate; y la Dirección Nacional de Bosques de Argentina.
- Sistema Nacional de Monitoreo Forestal de México, informe “Deforestación en el Estado plurinacional de Bolivia periodo 2016-2017”, informe “Nivel de referencia forestal El Salvador – 2020” y Global Forest Watch
Algunos datos regionales






